Ser una buena persona no es naíf, es relevante

En los negocios y en la vida

14 de abril, 2022

Ayer al final de la tarde iba caminando de vuelta a casa por una concurrida calle principal, a paso rápido y cerrando algunas gestiones desde el móvil, y vi por el rabillo del ojo que algo pasaba: una mujer estaba desplomada boca abajo en el suelo, al lado de una parada de autobús. Cuando yo llegué había tan solo un par de personas con ella, una de las cuales ya había llamado a una ambulancia. Una de ellas me comentó que no sabía cuánto tiempo había pasado desde que la mujer cayó, nadie de los que estábamos allí la habíamos visto caer, y me comentó que cuando se percató de lo que pasaba había gente que simplemente lo estaba viendo pero pasaba de largo.

Sin entrar en mucho detalle, lo que nos quedó claro a los que estuvimos con esta persona casi una hora en la calle es que su marido había muerto hacía dos días, claramente estaba sobrepasada por la situación y no parecía tener ayuda de amigos y familiares, los cuales nunca llegaron así como tampoco lo hizo la ambulancia. Cuando esta persona consiguió recuperarse un poco e incorporarse, nos dio las gracias y nos dijo mirándonos a los ojos: “Qué buenas personas sois. Qué suerte he tenido de que personas tan buenas como vosotros me hayáis ayudado”.

Lo primero que pensé fue ¿No es esto lo que debería hacer cualquier persona? ¿Cómo es posible que hubiera decenas de personas que pasaran de largo y no hicieran nada? Para lo que desde mi punto de vista es algo muy miserable (ver a una persona que ha tenido un accidente y no prestarle ayuda) para otras personas (al menos para las que siguieron adelante sin pararse) tal vez era simplemente priorizar otros asuntos que nos les permitían atender eso en ese momento.

A nivel de estrategia de marca hablamos mucho de definición de principios y valores, los cuales a menudo se quedan en el papel y no en la práctica. A nivel vital en general, sucede esto también. Si a esas personas les hubieran preguntado antes de cruzarse con esta mujer que cayó inconsciente en medio de la calle, seguramente habrían dicho que son “muy buenos amigos de sus amigos” o que “ayudar a las personas que lo necesitan es importante”. Pero de lo dicho al hecho…

A nivel profesional también podemos observar muchas contradicciones. Negocios que dicen “poner al cliente en el centro”, “tener el foco en la sostenibilidad” o decir que “nos importan las personas”, pero luego en la práctica de las relaciones y la creación de vínculos en la realidad demuestran desequilibrios sistémicos ya sea entre el equilibrio del dar y el tomar o simplemente creando relaciones tóxicas.

Como bien dice Rosalía con su “yo me transformo”, tener unos principios sólidos no implica que sean inamovibles. Como personas y negocios evolucionamos, e incluso a veces podemos contradecirnos. Sin embargo hay algunas cosas que pienso son unos clásicos básicos que todo profesional o negocio debería aplicar y sostener a lo largo del camino. A veces no es fácil ser coherente con nuestros propios principios, y por eso he pensado en sintetizar algunos de los que son una brújula para mí y que pienso son los más estratégicos a recordar.

Esto no son mis principios de marca si entramos en el plano estratégico, aunque sin duda de aquí derivan la proyección de algunos de ellos. Esto para mi son principios vitales y que pienso aplican en la vida y en los negocios, o desde mi punto de vista así debería ser:

1. Da lo mejor de ti mismo en todo momento

Incluso aunque no te encante eso que estés haciendo ahora. Dar lo mejor de uno/a mismo implica estar presente y poner toda la carne en el asador. Ir a medias o hacer un “quiero y no puedo” en el mundo de los negocios es como ir a medio gas. Si el dinero es la gasolina de un negocio, la intención con la que hacemos las cosas es el motor sin el cual el coche no funcionaría por mucha gasolina que tengamos.

Para que ese motor de lo mejor de sí debemos cuidar nuestra atención, nuestra motivación, nuestra capacidad de estar, pensar y crear con todo ello. “Dar lo mejor” es algo abstracto y que para cada persona y contexto puede ser diferente, como sucede con el concepto de “éxito”. Pero lo que sí que podemos pensar dentro de la variedad de casuísticas que se pueden presentar aquí, es que sea lo que sea “dar lo mejor” para ti que puede que no sea lo mismo que para mí, tenemos que ser capaces de responder honestamente a la siguiente pregunta: “¿He hecho todo lo que estaba en mi mano?”

No solamente nosotros seremos capaces de responder a esta pregunta. Aunque no queramos, usuarios o clientes alrededor de nuestra marca y negocio, son capaces también de responder a esto aunque no sean conscientes de ello, pero el cómo lo hagamos dejará una impronta en sus sensaciones o recuerdos.

2. Como haces una cosa es como haces todo.

Ser coherente en este mundo ansioso y de cambio constante en el que vivimos es complejo. Mantenerse firme y flexible al mismo tiempo con nuestras propias convicciones y acciones no es una tarea fácil.

Esta idea sirve tanto de cara a uno/a mismo pero también como un aspecto que podemos observar en los demás. Si alguien es “chapuzas” en su vida personal fácilmente lo será en la profesional. Tal vez no lo parezca, pero en un determinado momento, y especialmente cuando aparece un imprevisto o problema, veremos ese rasgo emerger. Y de cara a nosotros mismos, podemos usar esto como una herramienta para observarnos y plantearnos posibles automejoras que podemos hacer. Por ejemplo, trabajar el hecho de tomarnos todo como algo personal en nuestra vida tendrá un impacto positivo en cómo también lo gestionaremos en nuestras relaciones de negocio. Separar cómo somos en nuestra vida personal y nuestra vida profesional como excusa para “justificar” según que cosas no debería ser una práctica habitual. Buscar la coherencia entre nuestra dinámica interna y externa en relación a nuestro negocio y relaciones profesionales y personales, no solo es estratégico para conectar con clientes y vender (la coherencia genera confianza) sino que además nos hará sentir bien con nosotros mismos (detalle importante también en la ecuación)

3. Disfruta de hacer algo sin esperar nada a cambio.

Y si piensas que no tienes dinero o tiempo para ser generoso, espero que te sirva entonces pensar que ser generoso es estratégico, porque lo es. Y cuando más estratégico es, es cuando lo hacemos porque sí. Por ese motivo vuelvo al punto de partida: pon al servicio tu valor diferencial sin esperar nada a cambio.

En toda estructura de negocio (sea cuál sea el modelo) nuestro valor diferencial es nuestro bien más preciado y a menudo nuestro “core business”, aquello por lo que nos pagan los clientes y lo que hace que funcione la maquinaria entre la logística para crear ese valor y la entrega de ese mismo valor al cliente. También está claro que todo negocio o profesional necesita clientes para seguir adelante y que por tanto nuestras comunicaciones tienen un fin último en el que lo que esperamos es 1) conectar con nuestros potenciales clientes y 2) esperar que esa semilla de sus frutos en forma de venta.

Sin embargo, hay ocasiones en las que podemos aceptar propuestas o llevar a cabo acciones en las que seguimos el impulso simplemente del “me apetece”, ya sea porque es una idea que quieres implementar o porque hay alguien al otro lado al que decides aportar algo sin un intercambio económico. Sea cual sea la dimensión de nuestro negocio, pienso que siempre deberíamos dejar un huequito para la serendipia de los gestos orgánicos, espontáneos y generosos.

Este tejer redes, dejar semillas de vez en cuando en los demás sin esperar un retorno de la inversión, es algo que no solo te nutrirá a ti mismo sino a todo el sistema a largo plazo.

4. No te atribuyas lo que no es tuyo o no has conseguido tú.

Si te gusta la idea de otra persona, cítala. Si te inspira la imagen de otra marca y te gustaría ir por ese camino, inspírate con ella y saca tu propia versión. Si el éxito de algo es gracias a otra persona menciónala, comparte lo conseguido. No hagas copy-paste de algo que no es tuyo y lo atribuyas como tu autoría. Hace unos días descubrí una nueva marca de accesorios para perros que es una copia exacta (los accesorios, no la identidad de marca) de una marca de EE. UU. a la cual llevo dos años comprando. Mal hecho por su parte.

La barrera entre inspirarse y copiar puede ser fina. Pero cuando reconocemos y conocemos la fuente de la que nos estamos “inspirando” y no nos esforzamos en hacer nuestra propia versión, nos estamos aprovechando del trabajo de otra persona. Algo que debería ser básico entender y respetar, está a la orden del día por grandes marcas que no tienen nada que perder pero también por profesionales independientes y empresas más pequeñas (este segundo caso me parece más triste todavía). Lo he visto muy de cerca con algunos de los clientes con los que he trabajado y se han encontrado en esta situación (desde niveles de plagio a otros en los que incluso un abogado no les ha recomendado ni ir a juicio porque tienen todas las de perder al ser un terreno a veces difícil de batallar), y me ha pasado a mí misma (tanto en mi marca personal como en Otter).

Creo que con la cantidad de estímulos y referencias que tenemos, nos pueden hacer incluso a nosotros mismos a veces “copiar sin copiar”, pero si nos lo avisan desde la fuente original deberíamos aceptar que tal vez nos hemos equivocado y corregirlo. Eso ya sería algo admirable y no tiene por qué llevar para nada a un conflicto. Por suerte me he encontrado casos así en los que se ha aclarado, pero lamentablemente he visto y me he encontrado yo misma casos de personas que hacen el efecto “avestruz” y simplemente niegan el hecho o se esfuman sin dar explicaciones. Si tenemos un negocio, ya seamos una empresa o autónomos, deberíamos respetar el trabajo de los otros profesionales en nuestro entorno. ¿Si no cómo esperamos que respeten el nuestro propio?

5. Sé buena persona.

Hace años tuve un jefe que me dijo un día que “tú no puedes ser manager porque eres demasiado buena”. ¿Qué idea sobre lo que es el liderazgo hay aquí detrás? Seguramente una más cercana a la que quizás tenía Steve Jobs para que sus empleados tuvieran miedo de encontrarse con él en el ascensor (alguno de ellos entró y salió despedido).

Pero, ¿qué es ser una buena persona?. En el plano de los negocios para mí empieza por una idea clave que es hacerte responsable. Hacerte responsable de tus errores, hacerte responsable también de aquello que sale mal (pueden ser incluso ser los errores de los demás) si estás al cargo de un equipo, dar ejemplo con aquello que predicas, dar un paso al frente cuando hay que empujar y ser el primero que está remando el barco. Ser buena persona es preocuparte genuinamente por aquello que suceda en tu equipo o con tus clientes, es hablar con respeto a los demás a nivel personal y profesional, es querer lo mejor para aquellas personas para las que tu negocio resuelva un problema.

Ser buena persona no impide ser directo y claro cuando es necesario aclarar asuntos, poner límites cuando hay que ponerlos o decir “no” cuando toca, aunque luego tengamos resaca por ello. Ser buena persona no implica caerle bien a todo el mundo.

Estos 5 principios que como ves podemos contar con una mano, tienen la doble perspectiva de la vida y el negocio. Y es que pienso que aunque a veces no lo parezca, somos la misma persona en un terreno y en el otro. Como en la vida, en los negocios.

Compartir o reflexionar sobre principios no debería ser algo que venga desde la doctrina o plantear una única manera de hacer las cosas. Hablar de principios en general pienso que es abrir un diálogo en el pensar y repensar cómo hacemos las cosas. Cada uno puede que le encuentre su propio enunciado o que usemos palabras diferentes para hablar de lo mismo. Como diría Andy Stalman, valores compartidos pueden crear esa idea de TOTEM alrededor de tu marca o tu negocio. Quizás hablando más sobre nuestros principios y lo que es importante para nosotros como marcas y negocios, nos ayudaría a tender lazos y crear vínculos entre perspectivas o escenarios aparentemente diferentes o que se sienten lejanos.

Creo que si realmente miramos hacia dentro toda persona y negocio busca pertenecer, ser entendido y ser visto.

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